Otra vez once. Con pena. Han pasado tantos años y seguimos sin entender lecciones. Nunca más esa violencia, pensábamos. Nunca más justificar asesinatos, pensábamos. Nunca más. Y estamos metidos en este túnel, que se hizo largo, que se enroscó. ¿Dónde y cuándo va a terminar?
Tal como las treinta monedas de plata. Los horrores cometidos a cambio son herrumbre, son error. El agua no se transformó en vino, sino en sangre. No nos quitamos con nada el gusto metálico, el olor chamuscado. Nos hace falta tanto y nos hacen falta tantos.
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