Al dejar de trabajar remuneradamente para dedicarme a los cuidados y crianza (trabajo reproductivo) me despedí al mismo tiempo de la independencia económica (si se puede llamar tal; mis sueldos fueron siempre chiquititos). También me alejé de los horarios y de tener que pedir permiso cada vez que tenía que hacer "otras cosas".
No se puede tener todo, dicen.
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