En mi casa somos ahorrativos: nunca se bota comida, el pan no se compra todos los días, se apagan luces y desenchufan cosas. Compramos detergentes enormes, jabones de a litro, shampooes gigantes y el lavalozas me dura más de 8 semanas (y no es el de la gotita parlanchina). La ropa nos dura hasta que los zurcidos no aguantan y tengo pantalones de la época universitaria aún en uso (los que me caben, eso sí).
Una tropa de cagados, podrían pensar algunos, sin dejar de tener razón.
No crean que no disfruto una tenida nueva, pero soy súper sentimental con la ropa. Si vieran mi álbum reconocerían en muchas fotos mi polera favorita (una azul con el logo de Congreso -nueva música latinoamericana- que compré en un concierto, al que fuimos con entradas ganadas en un concurso radial).
Cuando junto un poquito de plata compro libros para mi y para algún conocido que lo amerite. Me gusta comprar cosas para regalar, hacer galletitas y algunas manualidades.
En otra vida debo haber sido medio hippie.
Una tropa de cagados, podrían pensar algunos, sin dejar de tener razón.
No crean que no disfruto una tenida nueva, pero soy súper sentimental con la ropa. Si vieran mi álbum reconocerían en muchas fotos mi polera favorita (una azul con el logo de Congreso -nueva música latinoamericana- que compré en un concierto, al que fuimos con entradas ganadas en un concurso radial).
Cuando junto un poquito de plata compro libros para mi y para algún conocido que lo amerite. Me gusta comprar cosas para regalar, hacer galletitas y algunas manualidades.
En otra vida debo haber sido medio hippie.
2 comentarios:
Hay que ducharse de a dos, apagar la tele y acostarse al tiro...
Llegué a tu blog desde otro lado. Yo no sé si me podría autodenominar "ahorrativa", pero soy igual con la ropa, los objetos... taaan cachurera.
Pero... ya vencí aquello de no poder botar cosas, ya que mi clóset estaba a punto de reventar con ropa de cuando tenía 12 por culpa de esa extraña, en mi caso, manía.
Y sí... uno siempre tiene mejores cosas en que gastar la plata... en mi caso, ¡libros!
Un beso.
Publicar un comentario