lunes, 21 de julio de 2014

Primeriza

Se puede ser primeriza por segunda vez. Basta que hayan pasado hartos años desde la última vez que vivimos algo por primera vez. También es un estado que se elige, el sorprenderse. Elegir aumentar el crédito de la capacidad de asombro, mirar con una actitud más transparente (no sé si más inocente, pero sí más desprejuiciada), alimentar las reservas de esperanza, de fantasía, de sueños, de imaginación... de fe. La Palabra siempre actual, naciendo en todas partes y en todo momento. La vida, en sus recovecos y vueltas, renovándose. Decido aprender a maravillarme todos los días, y con eso aprender a querer  más (apreciar y agradecer) lo que veo, lo que escucho, lo que siento, lo que digo y también lo que no digo.