lunes, 19 de diciembre de 2011

Nieve

Hace tiempo que no caminaba por calles nevadas. Ese frío en la cara, sentir las puntas de los dedos frías, el vapor al hablar. Andar con cuidado para no resbalarse.
Es raro un diciembre frío.

martes, 25 de octubre de 2011

Pa' lante y con fe

Como en las canciones de Rubén Blades y el muy estimado Joan Manuel Serrat, es muy cierto que andando se hace camino, que caminando se busca la vida.

Siempre que hemos llegado a un nuevo lugar, primero hecemos recorridos a pie, para conocer el terreno, calcular las distancias, conocer las vías, unir una cosa con otra.

Ahora, aumentó un poco la dificultad, porque hay que hablar en otro idioma y todavía nos cuesta un poco, pero ¡vamos para adelante!


viernes, 21 de octubre de 2011

Cosas del mundo

 
Que nuestra primera comida en Francia haya sido un sandwich turco dice mucho de la riqueza de la diversidad y de todo lo que vamos a conocer caminando por este otro lado del mundo. 
Porque de caminar, hemos caminado. 

Hemos entendido lo que nos dicen y nos han entendido a nosotros. Un punto a favor de la comunicación apoyada por gestos. 

Todavía no hemos tenido que comunicarnos con títeres... sospecho que acá les gustaría.

martes, 9 de agosto de 2011

Enseñanzas de Metro

Gracias a que uso el Metro a diario he aprendido muchas cosas:

Que la mañana es la mejor hora para andar apretujado, por la temperatura, el efecto mágico del baño reciente, el ánimo imperante (onda "vamos a") y la escasez de gente copeteada que te eche el aliento.

Que la sonrisa y el "por favor" mantienen sus efectos maravillosos, aunque disminuye su eficacia en forma inversamente proporcional a la densidad de personas por metro cuadrado.

Que cuando hay movilizaciones, manifestaciones o actos culturales, uno puede experimentar vívidamente lo que sienten los perritos antes de nacer (apretados por todos lados por otros seres similares que se mueven, a veces te pegan y todo está medio húmedo y tibio).

Que en casos de premura, se pasan por alto todas las incomodidades.

Que las ventanas son un invento preciado por su escasez en los aparatos subterráneos.

Que todavía hay gente amable en Santiago y que aunque haya 20 caras agrias que bufan, una sola que sonría y anime es suficiente para llenar un vagón entero de buena onda y hacer del viaje una buena experiencia.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Haciendo recuerdos

Me encantaba esta lonchera. Llevaba leche al Jardín en el termo
Estamos en etapa pre cambio, ordenando, achicando el closet y dándole el bajo a la despensa. Pensando en qué se va y qué queda. Tratando de que en las maletas quepa lo más posible. Pensando y pensando nos topamos con cosas que no se venden ni se regalan. No es lo más grande, ni lo más caro, ni siquiera la tele; son los libros, las fotos y los recuerdos familiares (algunos juguetes, un reloj).

¿Cómo fue que esa mini cajonera con mimbre se transformó en un objeto importante?... lo de los libros y el reloj de la abuela (que fue del bisabuelo) se entiende, pero el mueblecito de mimbre sólo se justifica por todas las horas de juego que me dio cuando niña. Fue casa de conejos de plástico, teatro de Playmobil, joyero de chucherías, asiento de muñecas.

Pienso qué cosas son así, tan preciadas y en realidad no me duele guardarlas un tiempo y no me van a hacer falta en el día a día... pero pucha que me voy a alegrar al verlas de nuevo al regreso.

La lista:
- El peluche de orangután que me regaló Estudioso cuando empezamos a pololear
- Juguetes de guagua de Estudiosín
- Varios libros
- Fotos

Seguro se me quedan cosas en el tintero.

lunes, 20 de junio de 2011

Pare, mire y escuche

Estar atenta sirve. No sólo para evitar sacarse la cresta al caminar, sino para hacer bien las cosas en general. Ayuda a entender mejor, a planificar mejor, a hacer mejor las cosas. 

Estoy tratando de incorporarlo como filosofía de vida: Antes de hacer, ver y pensar. 

Es una tarea diaria.

Un abrazo

domingo, 10 de abril de 2011

La piedra pómez y otras cosas buenas

Por más aparatos que inventen para diferentes cosas, muchas veces lo sencillo es lo más efectivo. Las parafernalias, con las que muchas veces nos encandilamos, no satisfacen en realidad y pasado el tiempo terminamos volviendo a lo original, humilde y simple. Es un recorrido largo, pero al final preferimos volver a lo seguro.

Pasa con las cremas: aunque haya una muy requete cara que huele delicioso y se absorbe al segundo, para las arrugas la más efectiva es la que usaba la abuela. Para limpiarse la cara más que tónicos bicolores o espumosos de marcas europeas, lo más rico y efectivo es el agua de rosas que se compra en la farmacia chica.

La mejor sartén es la más viejita, la que han intentado botarte de lo destartalada que está. Ahí queda todo más rico, se cuece bien y no se pega.

Venden unas limas caras, anatómicas y coloridas para suavizar los talones, pero lo más efectivo, lejos, es la humilde y barata piedra pómez.

El postre más rico, que recordamos con más cariño y buscamos con más ansia no es el del chef francés del restaurante vietnamita. Aunque ese postre es rico, sí, muy rico; el que más añoramos es el sencillo (la leche asada, el arroz con leche, el glorioso flan), que la señora de la picada prepara tan pero tan parecido al que se hacía en nuestra casa.

Más que desayuno con muffins, cupcakes o gâteaux diversos, que  -insisto- son cosas muy ricas; un huevito a la copa es mi sueño ideal de desayuno, con una marraqueta tostadita, con un café con leche entera y dos cucharaditas de azúcar.

La mermelada que más espero probar en el año no es la del frasco alemán de arándanos o naranjas, sino la de damasco que hace mi mamá en el verano.

Una fiesta en un lugar choro, con buffet étnico y música avant garde es muy entretenida, pero la junta en la casa del amigo donde comemos salchichas o picamos papas fritas y cantamos canciones viejas con una guitarra medio maltratada es mejor aún.

La charla del erudito es interesantísima y educativa, pero la conversación al paso con una persona humilde, de corazón transparente, nos enseña más de la vida que 15 años de estudio.

El libro del experto más premiado no es más llegador que la llamada de una amiga sincera.

Un medicamento de última generación es bueno y beneficioso, pero no aliviará nunca como un abrazo empático de alguien que se acerca sólo para estar contigo sin esperar nada más.

Alguien me puede alegar que soy parcial, que todas estas cosas que nombro tienen un componente sentimental fuerte y que las recordamos por eso. Sí, es cierto, pero fíjense que involucramos los sentimientos con esas cosas porque son verdaderas.

No necesitamos grandes cosas para ser felices. Aunque queramos o quieran convencernos de que sí. De que si es caro, complicado o rimbombante es mejor. Pero lo cierto es que no, porque lo que es de verdad no necesita disfrazarse de nada. 

Lo único que hay que hacer es abrir los ojos y el corazón para acoger esa maravilla que es la Verdad cuando nos la encontramos día a día.