Y no sabía que estabas danzando con ella.
Ella menguando y tu vida terminando. Si hubiera mirado al cielo esa noche hubiera encontrado tus ojos cerrados calcados en la tenue luz del último pedacito de la luna.
Lo descubrí ahora, que ya casi se cumple un año. Me demoré en entender ese gesto, ese guiño, ese mensaje entre líneas.
Fue una luna inmensa y blanca la que me hizo pensar.
Nunca igual, pero una misma luna.