
Qué lindo es y qué bien me siento en Valparaíso, de esos lugares en que me reconozco. Es raro verbalizarlo, trataré de ser clara: hay lugares conocidos en que me siento muy a gusto, en los que siento que soy yo, Valparaíso es uno de ellos. Pese a los choros del puerto me siento segura, me agrada caminar por sus calles, hay algo de familiar en las esquinas y los cerros (sobre todo Las Cañas y Cordillera, por motivos familio-habitacionales). Es una ciudad que nos enseña mucho sobre convivencia y diversidad, donde conversarse una cervecita a mediodía no es pecado, donde 6 comen del mismo plato y existe materialmente la Escalera al cielo anunciada por Led Zeppelin. Este fin de semana no anduve en ascensor, pero bajé y subí muchos peldaños. Acá un vínculo divertidísimo al respecto.