viernes, 7 de diciembre de 2007

Creer


Hace un tiempo leía el blog de un tipo de asociación de ateos y me sorprendió la manera que tienen de ver a los creyentes (por creyentes voy a definir a quienes adhieren a alguna colectividad cuyo pensamiento se basa en las enseñanzas de un iluminado de origen divino, con preceptos morales y valóricos definidos, léase cristianos, budistas, judíos, islámicos, católicos...); los definen como personas de bajo nivel intelectual que se contentan con un poco de magia y pirotecnia, que creen en dogmas añejos siendo egoístas y excluyentes.
Pienso que se equivocan.
Me puse a pensar en todos estos hombres y mujeres de distintas creencias (supuestamente inferiores según ellos) que han dedicado su esfuerzo, su trabajo e incluso han dado su vida por lo que creen. Realmente no pienso que eso los haga inferiores, los hace humildes y, según mi parecer, eso no es un defecto sino una virtud.
Tener la capacidad de creer es tener también abierta la capacidad de soñar, construir realidades nuevas y actuar de acuerdo al ideal que nos hemos propuesto.
Creer en una dimensión más allá de las fronteras terrenales es tener la mente abierta a la creatividad.
El tratar a otros de inferiores es fomentar el egoísmo y las discriminaciones, y no considero correcto vivir en función de las cosas, con énfasis en tener, escalar y jorobar a los demás.
Creo que como seres humanos (tan pero tan complejos) necesitamos un apoyo que nos aliente más allá del mundo, asirnos a una seguridad y proyectarnos sobre las barreras temporales, eso lo da la fe.
Respeto profundamente al que cree y al que no cree porque estoy convencida de que todos tenemos derecho a argumentar nuestras ideas, pero no tenemos derecho a descalificar al que no las comparte.

1 comentario:

Acá vivo yo dijo...

Me acordé de una tarjeta:
"La fantasía tiene la fama de ser la loca de la casa,
pero la ciencia y la filosofía
¿qué otra cosa son sino fantasía?"