jueves, 17 de enero de 2008

Malos, malos


Escuchando las noticias en la mañana supe de Tomás Mejías, de apenas 24 días, que llegó al hospital con fracturas de cráneo, tibia, ambos fémur, costillas, clavícula y húmero. El agresor: su papá, que el año pasado había golpeado brutalmente a otro hijo de ocho meses.
Me impactó.

Mi madre contaba que en sus más de 20 años de educadora de párvulos, se ha topado algunas veces con niños de verdad malos, que disfrutan haciendo sufrir a otros y con rasgos psicopáticos en su personalidad.

Eso confirma mi teoría de que hay gente mala de adentro y que por suerte son pocos.