No sé si corresponde fielmente a la definición, pero creo tener algunas manías; por ejemplo, tapar la pasta de dientes (no me gusta que se seque porque creo que se pierde, además que se ve feo) en mi casa y donde voy de visita, si encuentro una destapada la tapo, también me gusta apretarla desde la base. No me gustan los azucareros sucios (con café u otros) así que primero le pongo azúcar a la taza y después lo demás. Siempre ando corrigiendo la ortografía en todo lo que leo. Me gusta desenredar cosas: cables, pelos, hilos (siempre vuelvo a enrollar en sus carretes los hilos de los costureros). Cuando estoy comiendo y hay algo muy rico (como el marraschino de las tortas), lo dejo para el final. Al colgar la ropa, pongo los pares de calcetines juntos para que después sea más fácil ordenarlos. En el Metro me subo al vagón que quedará justo en la salida que necesito. Actualizo este blog de lunes a sábado. Hasta el año pasado (y desde que tengo uso de razón) me comía las uñas.
Nada peligroso.
También conozco casos cercanos: a mi papá le cargan las cosas de plástico, las encuentra feas, sucias y hediondas; por eso en su casa hay muchas fuentes de loza y de vidrio, vasos y copas al por mayor. Un amigo evita tocar los copos de algodón y las cosas de polar porque le producen una sensación desagradable. A mi marido le gusta poner el papel del baño con el final hacia adelante, si está al revés lo da vuelta. Conocí una señora que limpiaba y limpiaba todos los días, pasando la aspiradora en las horas más insólitas.
Nada muy loco en todo caso.
Ustedes, respetadísimos lectores/oyentes, ¿qué caso maniático u obsesivo pueden compartir?
Nada peligroso.
También conozco casos cercanos: a mi papá le cargan las cosas de plástico, las encuentra feas, sucias y hediondas; por eso en su casa hay muchas fuentes de loza y de vidrio, vasos y copas al por mayor. Un amigo evita tocar los copos de algodón y las cosas de polar porque le producen una sensación desagradable. A mi marido le gusta poner el papel del baño con el final hacia adelante, si está al revés lo da vuelta. Conocí una señora que limpiaba y limpiaba todos los días, pasando la aspiradora en las horas más insólitas.
Nada muy loco en todo caso.
Ustedes, respetadísimos lectores/oyentes, ¿qué caso maniático u obsesivo pueden compartir?
4 comentarios:
...ufff, de esas tengo algunas...
No puedo acostarme con el closet abierto, me carga.
Reviso a diario cuando me meto al pc el liniers y montt diarios.
Siempre que me toca cambiar el rollo de confort, jamas lo pongo en el tubito, lo dejo encima no mas.
Sentarme al fondo de la micro. (Siempre y cuando este desocupado el asiento, claro)
Escuchar musica mientras camino....
ufff, son varias cosas...
los ritos y las manías no son lo mio, me gusta cambiar los muebles, ordenar de otra manera los closet, cambiar mis hábitos para tener comodos a mis visitantes, a veces tengo ganas de péliculas románticas y potras veces quiero de suspenso, es más, podría decir que las rutinas me cansan, pero me adapto. Cuando chica eso si me gustaba contar las baldosas de las calles, o solo pisar las impares
¡Yo también reviso a diario Montt y Liniers!
Me puedo demorar 15 minutos más en salir de mi casa, aún cuando esté apurada, si no encuentro el disco X que se me ocurrió que TENÍA que escuchar ese día en mis andanzas callejeras.
Tengo millones de lápices y soy adicta a los artículos de escritorio. Puedo demorarme mucho más buscando "el" lápiz (mina, pluma, etc.) adecuado para ese día. Porque o si no "no voy a poder estudiar bien". Y no soy la única en el mundo con esa manía. Menos mal.
Lo mismo me ocurre con los tazones. El de Snoopy (ya hablé de él una vez en el bloc) para la leche y derivados, el otro (que ya no es el mismo que casi me eché esa vez, porque ése se lo echó hace unas semanas mi simial y me trajo otro para enmendar su error) para el té, hierbas y café.
Me cargan las tazas que tienen un lado picado.
Todos los años me compro una agenda y digo: este año sí que la uso. Y la uso. Intermitentemente. Y así no sirve de mucho. Pero igual, absurdamente, no puedo vivir sin agenda. O más bien, sin saber que tengo agenda.
También dejo las cosas ricas para el final (y nunca falta el aprovechador que te pide un pedazo justo cuando queda el pedazo del cuchuflí con más manjar, el tallarín con más salsa, la galleta más rica del envase surtido).
Siempre tengo pañuelos desechables en la mochila.
Si veo un libro que me gusta tengo que comprarlo como sea. Me convenzo a mí misma de que es la última copia, y vuelvo al día siguiente a la librería con el corazón agitado pensando que ya se lo llevaron.
Y con respecto al papel higiénico, tengo la manía contraria a la de tu marido.
Y se me ocurren más.
Pero todos tenemos nuestras manías. Y bueno, yo creo que con estas no le hago mal a nadie, jaja.
Saludos estimada vecina virtual.
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