jueves, 29 de noviembre de 2007

El garabatero


Existen de todas las edades, tamaños y colores. Son especímenes fáciles de encontrar. Tienen siempre a flor de labios un rosario que haría sonrojar a un feriante (disculpen por favor los feriantes que no garabateen). Ante el menor estímulo, reaccionan, como si hubieran estado esperando el momento para desahogar su garganta. Ven todo como una provocación, dos segundos de retraso para avanzar en el semáforo y paf!, lanzan las pachotadas. Es tan común para ellos el insulto, lo tienen tan asimilado a sus vidas, que no les importa largarlo frente a cualquiera.
Son peones de una red de violencia que se manifiesta en las actitudes y el lenguaje, no saben diferenciar los contextos ni tienen respeto por los demás. Tristes personajes.
Anoche me topé con uno, al principio te desconciertas, después da un poco de rabia la sobre reacción y el insulto, pero si caemos en su juego, logra el objetivo y tiene argumento para seguir insultando.
Qué difícil es no devolver sacada de madre por otra, sobre todo cuando la primera fue injusta.

No hay comentarios: